La recientemente creada Compañía de Teatro Corrales-Monóvar, en una sala donde no cabía un alfiler, estrenó la versión teatral del romance machadiano. Grande era la expectación por comprobar las habilidades de unos actores de los que, desde el primer ensayo, se supo que eran nacidos para la dramaturgia.
En la segunda parte del drama, Luis y Carlos, en el papel de Juan y Martín, elevaron a categoría de tragedia la esencia cainita del poema original, con diálogos secos, directos e incisivos que traspasaron los muros del recinto, mientras sus mujeres, Paola y Marta, reprochaban con vehemencia la actitud de sus maridos.
Iván Campos fue el actor que con mayor intensidad se fundió en el papel, de tal modo que ninguno de los cientos de fotógrafos asistentes fueron capaces de fotografiarlo en escena, dado el nivel emocional que adquirió su aparición, y los temblores y delirios que provocó su espléndida actuación. El regreso de Miguel, representado por Enrique, supuso uno de los momentos culminantes del drama.
Con voces cálidas y envolventes, los narradores Mónica y Luis Quiles rememoraron tiempos malditos, junto a un coro que destacó por su coordinación en la dicción, coordinación que se extendía al equipo técnico de sonido, integrado por David Picó y Sergi.
Es obvio que para muchos de ellos se inicia una importante carrera interpretativa, y la primera oferta la ha recibido Iván Campos que, como se puede apreciar en la imagen realizada tras el estreno, podría incorporarse al equipo de Muchachada Nui.
