Estas sabias palabras son de una canción de Gabinete Caligari (¡Qué tiempos aquéllos!) llamada Camino Soria, la cual recomendamos efusivamente. Y, efectivamente, si Bécquer y Machado supieron acercarse a Soria fue porque la ciudad lo merecía.
La cena ha ido bien; parece ser que los alumnos han decidido aceptar que comer es esencial y que hay que comerse lo que te ponen delante (salvo excepciones, por supuesto). Pero, claro, si la cena es bonito con tomate, no hay objeciones.
En cuanto a las perusas, podemos confirmar que han arramblado con ellas; incluso los alumnos internos de este centro han podido probarlas y han quedado entusiasmados con ellas.
La jornada de estudio ha ido bien. Hemos juntado a todos los alumnos, los cántabros y los monoveros, en la sala de proyección y hemos intentado mantener un coloquio para que expresaran sus impresiones sobre este primer día en Soria y sobre lo que habían vivido, sentido, etc. Al principio estaban bastante cortados, pero tras una pequeña charla recordándoles las normas básicas de convivencia en un viaje cultural de este tipo, se han decidido a hablar. Han puntuado todo lo que hemos hecho con las dos monitoras, una de las cuales, la más dicharachera, se llama Judit, un nombre, por cierto, muy bonito. Mónica ha puntuado con un 8 y, como era de esperar, ha dado la explicación de por qué ha optado por esa buena nota. Esta muchacha se expresa muy bien.
Tras esto, los alumnos han completado sus ejercicios del cuaderno machadiano y luego los hemos corregido. Nos hemos sentado todos alrededor de una mesa rectangular y enorme y hemos hecho una puesta en común y, ¡alegría!, todo ha estado bastante bien contestado. Si es que son únicos...
Así que padres de todos estos alumnos tenéis que estar orgullosos de cómo se están comportando vuestros hijos.
Buenas noches. Un saludo. Mañana, más y mejor.