Desde que hemos llegado a tierras sorianas estamos siendo testigos de una serie de fenómenos paranormales de extraña naturaleza, los cuales todavía no sabemos si responden a ensoñaciones producidas por el poder telúrico de estas tierras castellanas o a las alucinaciones fruto del "soñé que soñaba".
Siempre, día tras día, jornada tras jornada, dos etéreas figuras femeninas aparecen de improviso ante nuestras incrédulas esferas irisadas. Majestuosamente se colocan a nuestro lado; nos rodean, nos agasajan y su poder de atracción derriba cualquier barrera que nuestra voluntad se proponga interponer entre ELLAS y nosotros. Nos embaucan, nos convencen, nos atontan, nos embelesan, nos arroban, nos hechizan; en definitva, nos cautivan.
Saben de la vida y de la muerte, del aquí y del allá, del amor y del odio, de la alegría y de la tristeza... Cuando emiten sus sonidos de naturaleza abovedada éstos se convierten en recias palabras castellanas que como oreos que rozan la piel nos producen una placentera sensación de bienestar.
ELLAS dicen llamarse Judit y Silvia, pero estamos seguros de que tras estos nombres se esconden palabras de origen etéreo provenientes del olimpo de los dioses. Nos habéis dejado una profunda huella. Seguid como sois, espíritus machadianos.