sábado, 19 de abril de 2008

Todo tiene un final. Soria. 07:35 am. 19-04-08







Nuestros renovados cuerpos están a punto de comenzar el regreso a la tierra de origen, la cual de ahora en adelante estará macerada en licores sorianos y castellanos que, así queremos que sea, nos han hecho acrecentar nuestra cultura y, por ende, nuestro carácter.

El paisaje de estos territorios nos ha ennoblecido y nosotros queremos llevar, si no la esencia, al menos la fragancia de vientos cortantes, de lluvias limpias, de sol adormecido, de nieves tardías, de glaucas e intensas llanuras, de granates montículos donde lo pardo es compañero fiel y partes ya leonadas ya doradas buscan la admiración de los ojos del visitante. No seamos atrevidos y escuchemos al poeta ligero de equipaje que caminó día tras día para dar sentido a su vida:

EN ABRIL, LAS AGUAS MIL

Son de abril las aguas mil.
Sopla el viento achubascado,
y entre nublado y nublado
hay trozos de cielo añil.
Agua y sol. El iris brilla.
En una nube lejana,
zigzaguea
una centella amarilla.
La lluvia da en la ventana
y el cristal repiqueteo.
A través de la neblina
que forma la lluvia fina,
se divisa un prado verde,
y un encinar se esfumina,
y una sierra gris se pierde.
Los hilos del aguacero
sesgan las nacientes frondas,
y agitan las turbias ondas
en el remanso del Duero.
Lloviendo está en los habares
y en las pardas sementeras;
hay sol en los encinares,
charcos por las carreteras.
Lluvia y sol. Ya se oscurece
el campo, ya se ilumina;
allí un cerro desparece,
allá surge una colina.
Ya son claros, ya sombríos
los dispersos caseríos,
los lejanos torreones.
Hacia la sierra plomiza
van rodando en pelotones
nubes de guata y ceniza.

Ahora es momento de cordiales y veraces agradecimientos:

- Las monitoras, Judit y Silvia: baste decir que su trabajo no podría ser hecho de mejor manera.
- Compañeros de Cantabria, seguid demostrando la noble entereza que Octavio Augusto ya advirtió en vosotros hace siglos.
- Carmen Nájera, alma máter de este proyecto; agradecimiento que se hace extensivo a todas aquellas personas que forman parte de su trabajador equipo. Ayer noche Carmen se dirigió a nuestros alumnos y alumnas y supo transmitir lo imperecedero del ser humano, lo esencial, lo auténtico, lo que nos ayuda a seguir adelante enriqueciéndonos como seres humanos: y es, ¿lo adivináis?, lo que desde tiempo inmemorial ha importado de verdad al común de los mortales: la vida y la muerte, la naturaleza, el amor, la amistad...si todo esto lo unimos a un esfuerzo continuo y a las ansias de cultura los objetivos que nos propongamos tendrán allanada una gran parte del camino.
- Ángel Sebastián, director del IES Antonio Machado de Soria, cuya charla fue un hallazgo y que ayer viernes supo demostrarnos nuevamente la bonhomía de su persona.
- Los guías y las guías, todos excepcionales; pero sin desmerecer a nadie queremos añadirle un plus al guía del Burgo de Osma, que supo acercarse a los muchachos y muchachas con especial encanto.
- Las cocineras y el personal de limpieza del centro donde no hemos alojado, Madre de las Mercedes: todo simpatía y ofrecimientos para que nuestra estancia fuera lo más placentera posible.
- El director, Alfonso, y el profesorado del centro, entre ellos Ana, Julia, Juan Carlos... siempre atentos, conversadores, educados, cercanos...
- La entrañable conserje del centro, mujer por cuyos poros de la piel emanan efluvios de tranquilidad.
- El personal docente de los centros donde hemos comido en Vinuesa y en el Burgo de Osma y, por supuesto, a sus espléndidas cocineras.
- El guarda forestal de La laguna Negra, del cual dicen las leyendas sorianas que batalló con bolas de nieve con un joven ejército de muchachos y muchachas venidos de lejanas latitudes.
- Ayuntamiento de Monóvar, por apoyarnos con sinceridad en este aventura machadiana; especialmente queremos mandar un saludo a la Concejala de Cultura, Paqui, porque desde el primer momento en que nos pusimos en contacto con ella demostró su interés personal por el desarrollo del proyecto

¿Queda alguien por nombrar? Es posible; esperamos que no tenga en cuenta nuestro descuido y sienta que el agradecimiento aquí expresado va dirigido tambien hacia su persona.

Todo lo bueno se acaba, empero, permanece. No nos olvidamos de vosotros, gentes del siglo XXVII, vuestro inesperado mensaje es la prueba de que el tiempo no borrará la impronta de tan importamnte experiencia vital.

Un saludo. Un abrazo. Unas lágrimas. Hasta siempre. César - José Ramón.